Lo aprendí de los viejos y tienen razón. Las ideas se difunden y se aprenden a poner en marcha mediante el ejemplo práctico, the the estar ahí cada día, siendo coherente. Decían.
Los viejos (i las viejas, Naravno) es como cariñosamente llamamos a las y los compañeros que tuvieron la suerte de participar en la esperanzadora Revolución de 1936 y la desgracia de sufrir la traición (burguesa y estalinista), la derrota, la represión, el exilio. Fueron y son, un poco, nuestros maestros de lucha.
Eran críticos con el abuso de las “grandes charlas” aleccionadoras de las puntas de lanza intelectuales sobre los y las trabajadoras del tajo. Las grandes arengas y razones se quedaban un poco “ahí” y no llegaban a desencriptar las estrategias reales adecuadas para subsanar las necesidades vitales del que pasaba hambre, humillación doblando el lomo en la mina, en el campo. En cambio con el compañero que se compartía día a día, visicitudes, Da.
Los viejos eran críticos con su abuso, recordamos.
Hoy día parece que hayamos renunciado un poco a nuestros principios, tácticas y finalidades para ir a imitación y remolque de las prácticas formativas y publicitarias capitalistas “por adaptarnos a lo que se lleva ahora”. Por no saber o poder construir nosotras mismas “lo que se lleve ahora”, se lo compramos al enemigo para “luchar contra él”. Vencer al amo con las herramientas [y valores] del amo; alguien dijo que no era posible porque reproduciríamos también sus peores vicios. Que necesitamos las nuestras propias para construir aquello nuevo en lo que creemos.
En los movimientos libertarios últimamente parece que todo lo resolvamos con “rápidas formaciones” para aquellas personas nuevas. ¡Y ya está! Rápidas formaciones que requieren tiempo, preparación y parece que todo un equipo “profesionalizado” de formadores. ¿O bien es una losa más a añadir a los y las militantes que ofrecen su tiempo y esfuerzo abnegadamente?
Ello en ningún caso quiere decir que no sean necesarios procesos de enseñanza (formación) discrecionales, pero no para todo.
¿Y después de las múltiples formaciones qué? ¿El Nirvana?
Lo que no se practica se cae, se olvida. Saco roto. Necesidad de nuevas formaciones. Hasta la nueva “necesidad de formación”.
Si le solucionas alguien las dudas inmediatas, obtendrás un buen alumno/cliente asiduo. Si les enseñas a solucionarlas buscando en su Convenio Colectivo, habrás titulado a nuevos maestros de la Propaganda por el Hecho.
Propaganda por el Hecho y Acción Directa son herramientas NUESTRAS [No en el sentido falso y manipulador que relatan los libros de texto de historia de Bachillerato, sino como predicar con el ejemplo y ser lo bastante maduro para organizar tu proceso de emancipación y lucha, sin “líderes” que lo hagan por ti, ni la omnidependencia de “abogados” que sustituyan absolutamente la Acción Sindical].
Los procesos de aprendizaje recíproco lentos, informales [no discrecionales], dialécticos en la convivencia militante presencial del día a día, tanto en el trabajo como en los espacios físicos de la Organización son como el café a fuego lento: profundos y permanentes. Son “los nuestros” y no los del amo. Da, zaista, como las cosas buenas, requieren tiempo, interés y disposición.
Seamos café a fuego lento, pues.
Una afiliada del Sindicato de Actividades Diversas del Vallès Oriental