Mientras el IPC sube un 0,8%, la T‐10 sube un 5,1%
Durante los últimos años, cada vez que se produce un brutal aumento de tarifas del transporte público, la CGT del Metro de Barcelona ha hecho pública su postura al respecto. Hemos emitido varios comunicados de prensa, hemos transmitido nuestra repulsa a los máximos dirigentes políticos de esta empresa; y tenemos la sospecha fundada de que no ha servido absolutamente para nada.
Por este motivo, hemos decidido dirigirnos a los directamente afectados por esta medida, los usuarios, para explicar muy brevemente qué está sucediendo con la gestión del transporte público en general, y la de Metro de Barcelona en particular.
LOS DATOS
Como ya son de sobras conocidos, no nos extenderemos demasiado. El título más usado, la T‐10, sube un 5,1%. El billete sencillo sube un 7,5% hasta los 2’15 €, precio que, ya en el 2013, queremos recordar que estaba por encima de su equivalente en ciudades como Paris, Roma o Madrid (donde por cierto, este año, no suben las tarifas).
¿POR QUÉ SUBEN LAS TARIFAS?
Básicamente, porque así lo han decidido los políticos integrantes de entidades como la ATM. Según declara el alcalde Trias a numerosos medios, se ven obligados a hacerlo debido a que se han reducido las aportaciones de la administración central; se habrá olvidado comentar, suponemos, que también se han reducido las aportaciones del Govern de la Generalitat.
En otros medios, responsables de esas entidades argumentan que el motivo de la subida es el elevado endeudamiento de las empresas de transporte público. Quizás también se han olvidado comentar que son ellos mismos quienes deciden cuanto se tiene que endeudar cada uno.
¿CUAL ES NUESTRA POSTURA?
La CGT de Metro entiende que el transporte público es un derecho, y no una mercancía. Por tanto, seguiremos luchando contra los abusos tarifarios a la ciudadanía. El transporte público debe ser una herramienta social y no una herramienta más de recaudación en manos de políticos. Esta serie de abusos tarifarios, que se vienen repitiendo durante los últimos años, está enmarcada en un contexto general de empobrecimiento y abuso sobre la clase trabajadora. En este aspecto, elevar repetidamente el precio del transporte público es una más, de entre una larguísima lista, de las medidas destinadas a recaudar a base de empobrecer a los más desfavorecidos, aquellos que no tienen otro medio de transporte privado alternativo.
¿Y ESE DINERO DE MÁS…A DONDE IRÁ DESTINADO?
Desgraciadamente, no podemos contestar a esa pregunta. En todo caso, sí que estamos capacitados para garantizar a donde NO IRÁ ese dinero:
‐ No irá a mejorar el servicio. En los últimos meses se han reducido el número de trenes que prestan
servicio, aumentando así el tiempo de espera.
‐ No irá a mejorar el salario del personal de convenio, que llevará ya 4 años con el salario congelado.
‐ No irá a contratar a más personal para atender a los usuarios. En los últimos meses la empresa utiliza cualquier artimaña para intentar reducir el número de trabajadores, reduciendo jornadas de trabajo, no cubriendo jubilaciones, тощо.
‐No irá a la renovación del material con el que se presta servicio. Hace ya muchos meses que no se adquieren unidades de trenes y, según está el panorama, parece que el envejecimiento progresivo, además del mantenimiento deficiente de las flotas de trenes, está más que asumido por nuestros directivos.
¿DONDE SE PIERDE TANTO DINERO?
Desde nuestro punto de vista, esta escalada de endeudamiento de una empresa de transporte público, no es más que una mala gestión intencionada de nuestros responsables políticos.
Baste decir que, si la situación es tal que se ven obligados a ahogar a la ciudadanía con estas subidas, ¿Por qué sigue habiendo casi un 10% de la plantilla, con contratos fuera de convenio, cuyas retribuciones siguen siendo una incógnita? ¿Por qué seguimos siendo una empresa superpoblada de altos directivos, venidos de la política, sin ningún conocimiento relativo al transporte público de viajeros? ¿Por qué se siguen subcontratando trabajos a empresas externas que podrían realizarse con personal de Metro sin ningún coste añadido?
Creemos que la sostenibilidad del transporte público es posible, pero desgraciadamente no interesa. Parece ser que lo que interesa es que lo Público no funcione, por lo que hay que presentarlo a la sociedad como un lujo inasumible para el ciudadano. Nos tememos que la mala gestión y el progresivo aumento de tarifas astronómicas facilitará el que, algún día, nos presenten la gestión privada del transporte como la panacea que solventará todos los problemas.
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